La inseminación artificial es una técnica simple y eficaz con un índice de éxito notable. Es un tratamiento de reproducción asistida que consiste en el depósito de espermatozoides en la mujer mediante instrumental especializado (cánulas de inseminación) y utilizando técnicas que reemplazan a la copulación, implantándolos en el útero, con el fin de lograr la gestación.
Los espermatozoides pueden ser de la pareja (Inseminación Artificial Conyugal o IAC) o de un banco de semen (Inseminación Artificial de Donante o IAD). El semen se prepara en el laboratorio, donde se separan los espermatozoides móviles del resto de componentes (plasma seminal y otras células).
Para aumentar las posibilidades de embarazo se estimulan hormonalmente los ovarios y se controla la ovulación para saber cuál es el mejor momento para hacer la inseminación. La calidad del semen es un factor determinante en el resultado final. Si al tercer o cuarto intento no se consigue un embarazo se puede valorar, según el caso, el cambio a técnicas más complejas como la Fecundación in Vitro (FIV).
La fecundación (FIV ) es una técnica por la cual la fecundación de los ovocitos por los espermatozoides se realiza fuera del cuerpo de la madre. La FIV es el principal tratamiento para la esterilidad cuando otros métodos de reproducción asistida no han tenido éxito.
El proceso implica el control hormonal del proceso ovulatin vitroorio, extrayendo uno o varios ovocitos de los ovarios maternos, para permitir que sean fecundados por espermatozoides en un medio líquido. El ovocito fecundado puede entonces ser transferido al útero de la mujer, en vistas a que anide en el útero y continúe su desarrollo hasta el parto.